Cuando un Judío se vuelve “Cristiano”

Para el Judío, aceptar el Cristianismo involucra mucho más que simplemente reconocer (como verdadero) a un falso mesías. Junto con su creencia en Jesús como el Mesías, el Cristianismo ha alterado muchos de los conceptos fundamentales del Judaísmo. Aquí exploramos las consecuencias Halájicas respecto de un Judío que abraza el Cristianismo.

 

El anuncio lo publica, “¡Judíos por Jesús!”.

Miras el anuncio y te preguntas qué está sucediendo. Puede que hayas escuchado o leído sobre ellos. Tu curiosidad se despierta.

Decides averiguar más y hablas con uno de estos extraños individuos. Entablas una conversación. Te dice que es un judío cristiano - uno de los “Judíos por Jesús”.

Antes que te des cuenta está indagando sobre cómo te sientes respecto a tu Judaísmo. Quizás admitas que encuentras espiritualmente insatisfactorio tu Judaísmo. Ambos concuerdan en que la típica sinagoga liberal a la que frecuentabas representa cualquier cosa menos una experiencia religiosa.

Admites que en el fondo tú tienes presente que hay una falta de espiritualidad en tu vida. El simpatiza y te dice que la razón por la cual el Judaísmo no satisface tal necesidad es debido a que has dejado fuera un ingrediente esencial.

Entonces da la estocada final: lo que tú necesitas es Jesús. Te dice que para ser un verdadero Judío tienes que (necesariamente) creer en Jesús. Sólo entonces, él argumenta, puede el Judaísmo proveerte aquella dimensión que tú buscas.

No te dejes engañar.

Por los últimos dos mil años los cristianos han intentado convertir judíos a su fe. Es un tema prioritario en su marco de creencias. Jesús, el objeto central de sus convicciones, era un judío. El enseñó y predicó a los judíos; mientras que estos lo rechazaban. ¿Cómo pueden los cristianos justificar sus creencias, cuando el propio pueblo al que pertenecía Jesús rehusó aceptarlo? Conseguir que los judíos acepten a Jesús es, por tanto, una de sus metas más importantes. Sin embargo, en nuestra generación, algunos líderes cristianos con alguna luz han llamado a poner fin a tales actividades misioneras. Tristemente estos líderes son ignorados por el creciente “culto” misionero.

Pero podrías preguntar, “Bueno, ¿por qué es tan terrible? En el peor de los casos estaré creyendo en un Mesías falso. ¿Qué tengo que perder?”.

La verdad es que tienes mucho que perder.

Empecemos por examinar las creencias básicas del Cristianismo.

A la par del credo básico de que Jesús es el Mesías, las doctrinas fundamentales del Cristianismo son:

·        La Trinidad: De acuerdo a la mayoría de cristianos, Dios consiste en tres personas, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

·        La Encarnación: Los cristianos creen que el Hijo, (según ellos) la segunda parte de la divinidad, vino a la tierra en forma humana en la persona de Jesús.

·        Mediación: De acuerdo a su credo, ningún hombre puede acercarse a Dios directamente. Todos deben pasar a través de Jesús, el Hijo.

Examinemos cuidadosamente estas creencias.

Un fundamento básico para la mayoría de las sectas cristianas es creer en la Trinidad. El Cristianismo enseña que Dios consiste en tres personas, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. El Padre es aquel que creó el mundo, el Hijo es quien redime al hombre y el Espíritu Santo es el miembro de la divinidad que les habla a los profetas [ [1]].

Jesús mismo se refirió a la doctrina de la Trinidad. El Evangelio de Mateo cuenta que sus últimas palabras (dirigidas a sus discípulos) fueron “Vayan por tanto y enseñen a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” [[2]]. Esta creencia en un dios tripartito es doctrina básica del Cristianismo.

Los cristianos sostienen que este dios tripartito, al que adoran, es el mismo que el Dios venerado por los judíos.

Esto no es cierto.

La Biblia establece: “Escucha oh Israel, Ha'Shêm es nuestro Di-s, Ha'Shêm es Uno(Deuteronomio 6:4).

Dos veces por día, el judío creyente recita estas palabras. Son la primera cosa que un niño aprende y lo último que susurra antes de morir. En el dintel de todo edificio judío hay una Mezuzá proclamando estas palabras. Se las vuelve a encontrar en los Tefilín, colocados diariamente junto al corazón y la mente del judío, proclamando esta máxima del Judaísmo.

Adorar a cualquier dios tripartito es para un judío nada menos que una forma de idolatría [[3]].

Por idolatría no sólo ha de entenderse la veneración a un dios de piedra o madera. Para un judío es idolatría aun si el sujeto de adoración es el más elevado de los ángeles [ [4]].4 Dios es el Infinito, Creador de todas las cosas. Quienquiera que venere a algo o alguien diferente a Él, comete idolatría [ [5]]. El dios tripartito del Cristianismo no es el Dios del Judaísmo. Por tanto, desde la perspectiva judía, el Cristianismo bien puede ser considerado una variación de la idolatría.

A pesar de que el Cristianismo emergió entre los judíos, fue rápidamente adoptado por los paganos del mundo antiguo. Tales paganos creían en todo un panteón de dioses. Fue demasiado para ellos deshacerse de todos esos dioses en favor del Único Verdadero Dios. Así que los primeros misioneros cristianos tranzaron con estos paganos introduciendo la Trinidad, una suerte de dios tres en uno. De hecho muchos eruditos cristianos de hoy en día ven la Trinidad como el resultado de influencia pagana sobre el Cristianismo.

Esto podría representar un progreso para el pagano; pero, para el judío, es una regresión - representa un retroceso hacia la idolatría.

Esto parecería contradecir el espíritu judío de jamás atacar otras religiones; pero, cuando los misioneros están esparciendo mentiras acerca del Judaísmo, es tiempo de desenmascarar tales falsedades. De hecho, varios líderes cristianos de hoy en día han denunciado a aquellos misioneros que atacan a los judíos.

Examinemos ahora un segundo fundamento básico del Cristianismo, aquel de la Encarnación. De acuerdo con esta doctrina, Dios en la persona del Hijo tomó forma humana en la persona de Jesús.

No hay mejor expresión de lo último que el Credo Niceno, recitado cada domingo en la mayoría de las iglesias. En él, el cristiano declara: “Creo en un Señor, Cristo Jesús, Hijo único de Dios. Nacido del Padre antes de todos los siglos. Dios de Dios, Luz de Luz, Dios Verdadero de Dios Verdadero. Engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre. Por quien todo fue hecho, que por nosotros, los hombres y por nuestra salvación bajó del Cielo. Y por obra del Espíritu Santo se encarnó de la Virgen María: y se hizo hombre”.

Los cristianos realmente creían que Jesús era Dios y, de hecho, esta es una de las doctrinas más fundamentales del Cristianismo.

Si aceptamos el testimonio de los Evangelios, entonces esta creencia se originó con el mismísimo Jesús.

Entre otras cosas, Jesús dijo:

·        “Todas las cosas que el Padre (i.e. Di-s) tiene son mías” [[6]].

·        “Mi Padre hasta ahora obra, y yo obro”[[7]].

“Porque el Padre a nadie juzga, mas todo el juicio dio al Hijo; para que todos honren al Hijo como honran al Padre”[ [8]].

“Yo y el Padre somos uno”[[9]].

“El que me ha visto, ha visto al Padre” [[10]].

De estas acotaciones parece obvio que Jesús mismo afirmaba ser Dios. Los misioneros y los “judíos por Jesús” no te hablan sobre esto. Esperan hasta que hayas caído en sus redes. Pero esta es una de las creencias fundamentales del Cristianismo.

Si creer en la Trinidad es idolatría, entonces, desde la perspectiva judía, el concepto de la Encarnación es quizás aún más objetable. Los dioses paganos descendieron en forma humana, copularon con mortales y engendraron hijos humanos. Es entendible entonces que muchos historiadores cristianos atribuyan el concepto de Encarnación a los primeros cristianos quienes intentaban ganarse a los paganos para su nueva religión (por ello adoptaron este concepto pagano).

Pero, ¿qué dice la Biblia acerca de la unidad de Dios?

Dice:

·        “Sabréis este día, y lo guardaréis en tu corazón, que El Eterno, Él es el Dios, arriba en el cielo y abajo en la tierra, y no hay ningún otro” (Deuteronomio 4:39)

·        “¿Acaso no lleno cielos y tierra?, dice Dios”(Jeremías 25:24)

·        “La tierra entera está repleta de su gloria” (Isaías 6:3)

·        “Grande es Dios, muy alabado, Su grandeza es insondable”(Salmo 145:3)

Dios es el Infinito, el Todo Poderoso Creador de todas las cosas. Decir que cualquier hombre pudiera ser Dios es, para el judío, el absurdo más grande.

La Biblia dice, “Di-s no es un hombre para que mienta, ni hijo de hombre para que se aplaque” (Números 23:19). Dios no decide súbitamente visitar la tierra en un cuerpo humano. Un Dios que llena y sustenta toda la creación no necesita visitar nuestro planeta en forma humana. El Talmud de Jerusalén establece de manera firme, a la vez que simple, la perspectiva judía, Si un hombre afirma ser Dios, ¡es un mentiroso!”[ [11]].

La tercera de las creencias básicas del Cristianismo es la de la Mediación. Esta establece que el hombre no se puede acercar a Dios excepto a través de Jesús. Toda oración debe ser en el nombre de “Jesucristo nuestro Señor”.

Aquí, nuevamente fue Jesús mismo a quien se le adjudica haber proclamado esta doctrina. Abiertamente dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie viene al Padre si no es por mi” [ [12]].

Esta doctrina cristiana va en contra de la mismísima apertura de los Diez Mandamientos.

Los Diez Mandamientos comienzan con las palabras, “Yo soy el Eterno, tu Dios, que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre. No tendrás otros dioses delante de Mi.

Cuando Dios dice delante de Mi, está subrayando que tu no debes creer en otra deidad, ni siquiera suponiendo que también crees en El. Aquel que pone un mediador entre Dios y el hombre es culpable por transgredir este mandamiento [[13]].

Para un hombre que cree en Dios, ¿qué necesidad hay de otra deidad? Pero una persona podría pensar que Dios está tan en lo alto que es inalcanzable sin un mediador. La apertura de los Diez Mandamientos nos enseña que también esto es idolatría.

Dios es infinito y omnisciente. Decir que El necesita un mediador para escuchar nuestras oraciones es negar Su infinita sabiduría.

Si Jesús realmente hizo las declaraciones grabadas en los Evangelios, entonces se estaba avocando idolatría, con él mismo como deidad. Luego, ¿es de sorprenderse porque los judíos jamás lo aceptaron ni como profeta, rabino o maestro?

El Judaísmo es único entre las religiones del mundo. Casi sin excepción, las religiones arrancan con un solo individuo, ya sea Jesús, o Buda, o Mahoma, o Confucio, o Lao-tze. Este individuo gradualmente reúne un séquito, ya sea a través de “milagros” o por su notable carisma. Pero, desde su comienzo, el fundamento entero yace en un único individuo.

El Judaísmo es la excepción. No comenzó con ningún individuo. Una nación entera, al pie del Monte Sinay, escuchó a Dios presentarse a Sí Mismo.

Sólo Dios, hablando a una nación entera, podía revelar una religión verdadera. Y una vez que Dios habla, “no cambia de parecer”, o rectifica las verdades que El proclamó como absolutas y eternas.

Nuestras creencias fundamentales nos fueron enseñadas por Dios Mismo en Sinay. La Biblia dice: “Se os ha mostrado para que sepáis que el Eterno, ¡Él es Dios! ¡No hay ningún otro fuera de Él! Desde el cielo Él hizo que oyerais Su voz para enseñaros” (Deuteronomio 4:35).

No importa cuántos milagros pudiera producir un profeta, él no puede cambiar este principio básico. Si un hombre te dice que cometas idolatría, es un falso profeta, sin importar cuantas maravillas saque de su sombrero.

Dios nos advirtió acerca de esto en la Biblia: “Si se presentare en medio tuyo un profeta o un soñador de sueños, y te enseñare una señal o una maravilla, y si se produjere la señal o maravilla de la cual te habló, diciendo: ‘Vayamos tras los dioses de los otros que no conocisteis y los adoraremos!’, no obedezcáis las palabras de ese profeta o de ese soñador de sueños, pues el Eterno, vuestro Dios, os está probando para ver si amáis al Eterno, tu Dios, con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma (Deuteronomio13:2)

Dios mismo nos advirtió acerca de movimientos como el Cristianismo. Aun si todos los milagros en los Evangelios fueran reales, no habremos de prestarles atención alguna. Dios ya nos ha advertido.

Esto nos trae de vuelta a nuestra pregunta original. ¿Qué pierde un judío al abrazar el Cristianismo?

La respuesta es: Todo.

El Cristianismo niega los fundamentos de la fe Judía y, quien lo acepta, rechaza la mismísima esencia del Judaísmo [ [14]].14 Aun si siguiera guardando todos los rituales, es como si hubiera abandonado completamente el Judaísmo. El Talmud nos enseña: “Quienquiera que acepta la idolatría, niega toda la Toráh” [ [15]].

Un judío que acepta el Cristianismo pudiera llamarse a sí mismo “judío cristiano”, pero ya no es más un judío [ [16]].16 Ya no puede ser contado como parte de una congregación Judía[[17]].

La conversión a otra fe es un acto de traición religiosa. Es uno de los peores pecados que un judío podría llegar a cometer. A la par del asesinato y el incesto, es uno de los tres pecados capitales que no pueden ser violados ni aun bajo amenaza de muerte [[18]].

Los misioneros te dicen: “Cree en Jesús y se salvado”.

La verdad es que quien cae en su red se aleja eternamente de su Dios.

Un judío debe dar su vida antes que abrazar el Cristianismo[[19]].

Esto no es mera retórica. A través de nuestra historia, a millones de judíos se les presentó esta elección: La Cruz o la muerte. Invariablemente, escogieron la muerte.

Los misioneros vienen ahora y predican amor y paz. Pero Jesús mismo dijo: “No penséis que he venido para traer paz a la tierra: no he venido para traer paz, sino espada” [ [20]].

Fue esta espada la que usaron los Cruzados para eliminar cientos de comunidades Judías en el nombre de Jesús, el judío.

Fue esta la espada que usaron cuando entraron en Jerusalén en 1215. Su primer acto fue acorralar a todos los judíos en la sinagoga principal para entonces quemarlos vivos.

Fue esta la espada usada por la Inquisición Española cuando torturaban a muerte a los judíos en el nombre del “Amor Cristiano”.

Recuerda esto cuando los “judíos ‘por Jesús” hablen de paz y amor.

Estos “judíos por Jesús” podrían despertar tu curiosidad. Pero también te deberían provocar lástima. Porque están viviendo una paradoja. En términos reales, “judío por Jesús” es una contradicción.

* * *

Pero, ¿qué con aquel judío que ha abrazado el Cristianismo? ¿Qué hay de aquel que ya ha aceptado a Jesús como su “salvador”? ¿Está eternamente cortado para el Judaísmo, perdido sin esperanza de redención? ¿Está totalmente separado de su pueblo y de su Dios?

El Judaísmo enseña que siempre hay esperanza. No importa cuán lejos de Dios y de la Toráh estés, siempre serás aceptado de vuelta.

La Biblia dice:

“Como que Yo vivo, dice Dios, no deseo la muerte del malvado; sino que se vuelva de su camino y que viva”(Ezequiel 33:11).

“Cuando el malvado se aparte de su pecado, y haga lo que es justo y correcto, vivirá por ello”(Ezequiel 33:19).

“Que todo hombre se vuelva de su camino, y Yo lo perdonaré”(Jeremías 36:3).

“Si se vuelven a Ti, y confiesan Tu Nombre, y oran... entonces Tu escucharás en los Cielos, y perdonarás su pecado”(1 Reyes 8:33-34).

Aun a un judío que ha abrazado otra religión se le da una segunda oportunidad.

Puede volver a su Judaísmo y ser reaceptado por Dios.

Deberá repudiar completamente al Cristianismo para toda instancia y comprometerse totalmente y sin reservas a su Judaísmo. No necesita ser formalmente “convertido” de vuelta al Judaísmo, pero obviamente corresponde un compromiso Definitivo [[21]].

El Cristianismo es una forma de idolatría para el judío, y corresponde el arrepentimiento como tal. Nuestros Sabios nos enseñan que guardar el Shabat es particularmente efectivo para tal expiación [[22]].

 

* * *

Si encuentras tu vida espiritualmente vacía, carente de experiencia religiosa, entonces necesitas más que nunca Judaísmo de Toráh. Podrías estar decepcionado por los sustitutos pseudo-intelectuales que ofrecen ciertos rabinos “liberales”. Puede que jamás hayas estado expuesto a las ideas profundas del Judaísmo.

Pero está allí y es inspiración para millones de judíos.

Puedo disfrutar de un hermoso atardecer y tratar de describírtelo. Pero hasta que abras tus ojos y lo veas por ti mismo, mis palabras son vanas. Tú tienes que verlo para apreciarlo.

Puedo describirte la más deliciosa fruta. Pero deberás probarla para apreciarla.

Lo mismo ocurre con el Judaísmo. La Biblia nos dice: “Prueba y mira, que Dios es bueno, feliz es el hombre que Lo abraza” (Sal. 34:9).

Tú debes realmente vivir el Judaísmo de Toráh para apreciar su belleza y sabiduría. Sólo cuando tú mismo te sumerjas en él, descubrirás la plenitud de su dimensión espiritual.

 

Por Aryeh Kaplan

 



[1]Credo Niceno.

[2]Mateo 28:19. Todas las citas son de la versión King James.

[3]Emunos Ve'Deyos 2:5-7, Moréh Nevujim 1:50, Comienzo de Maamar Tejiyas Ha-Mesim (Rambam); Tshuvos Meil Tzedaká 22, Tshuvos Shaar Ephraim 24, Jasam Sofer sobre Orej Jaim 156:1.

[4]Yad, Avodas Kojavim 2:1.

[5]Kesef Mishné, Lejem Mishné sobre Yad, Teshuvá 3:7.

[6]Juan 16:14.

[7]Juan 5:17.

[8]Juan 5:22-23.

[9]Juan 10:30.

[10]Juan 14:9.

[11]Yerushalmi Taanis 2:1 (91). Cf. Moréh Nevujim 3:15.

[12]Juan 14:6.

[13]Yad, Avodas Kojavim 1.

[14]Yad, Yesodei HaToráh 1:6.

[15]Sifri sobre Números 15:22 y Deuteronomio 11:28; Yad, Avodas Kojavim 2:4. Cf. Horios 8a.

[16]Yad, loc. cit. 2:5.

[17]Pri Megadim, Eshel Abraham 55:4.

[18]Sanedrín 74a.

[19]Teshuvos Rivash 4 y 11, Teshuvos Rabí Yosef ben Lev 1:15.

[20]Mateo 10:34, Cf. Lucas 12:49-51.

[21]Se recomienda que tal penitente realice el ritual de inmersión como un converso. Véase Nimukey Yosef, Yebamos, Rif 16b, “Kedusnav”, Yoré Deá 268:12 en Hagá, Turey Zahav Ibid. 267:5, Magen Avraham 325:8. Cf. Avos De Rabbi Nathan 8:8.

[22]Shabbos 118b; Tur, Orej Jaim 242.

 

 

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