Sukot

39 Pero el 15º día del 7º mes, cuando recojan la cosecha de la tierra, celebrarán la Fiesta de Ha'Shêm (o sea, Sucot) durante siete días. El primer día será día de reposo. Y el octavo (también) será día de reposo. (Se celebra entregando ofrendas a Ha'Shêm). 40 El primer día deberán tomar para Uds. el fruto del árbol cidro (etrog), una rama de palmera (lulav), ramas de mirto (hadasim) y de sauces de los arroyos (arabot). Deberán regocijarse ante Ha'Shêm, Elohím de Uds., durante siete días. 41Deberáncelebrarlo como Fiesta en honor a Ha'Shêm durante siete días al año. Es unaley eterna para todas las generaciones — en el 7º mes deberán celebrar (estaFiesta). 42 Durante los siete días deberán habitar en sucot (cabañas). Todo el quepertenezca al Pueblo de Israel deberá habitar en las cabañas. 43(Eso es) paraque las generaciones futuras sepan que cuando Yo saqué a los israelitas deMitzrayím, los hice habitar en cabañas. Yo soy Ha'Shêm, Elohím de Uds. [Vayiqrâ (Levítico) 23:39-43].

Con Sucot [סכּוֹת], cuya celebración comienza el 15 de Tishrei, volvemos a hallarnos frente a una fecha en que el sentido religioso, el histórico y el agrícola se superponen y funden. A corta distancia de Yom Kipur [cinco días apenas] Sucot viene a borrar los últimos ecos severos de aquella festividad y a poner en cambio, en el ambiente judío, una nota jubilosa y amena.

Tiempo de regocijo [Zemán Simjatenu] se llama también esta semana fetsiva, cuya observancia se halla prescripta ya en la Toráh: “Deberán regocijarse ante Ha'Shêm, Elohím de Uds., durante siete días” [Vayiqrâ (Levítico) 23:40]. Los primeros dos días son Yamim Tovím, “días de fiesta”; los cinco siguientes son Jol Hamoed, “media fiesta”, [como lo es también parte de Pésaj]. Sigue después Shemini Atzeret, “fiesta del octavo día”, y “Simjá Toráh”, “alegría en la Toráh”.

Según la opinión de Rabí Akivá [[1]], las “Sucot” [cabañas] a las que se refiere son las siete Nubes de Gloria que acompañaban a los israelitas durante los 40 años de su viaje por el desierto. Es por es que el techo de la Sucá debe ser similar a la nube: protege contra el sol pero no contra la lluvia.

 

Los nombres de la Festividad

·        Jag Hasucot: Fiesta de las Cabañas, se relaciona con la salida de Mitzrayím, [Shemot (Éxodo) 23:37] y conmemora la residencia temporaria en la Sucá utilizada por cada familia israelita en el desierto [Vaikrá (Levítico) 23:34 / Devarím (Deuteronomio) 16:13, 16-17].

·        Jag Haasif: Fiesta de la Recolección, que celebra el “fin” o el “cambio” de curso del año agrícola, cuando la época de la cosecha llega a su fin [Shemot 23:16 / 24:22].

·        Jag: Festividad, [Bamidvar (Números) 29:12], según esto Jag Ha'Sucot es la “Festividad”, con mayúsculas.

·        Zman Simjatenu: Época de Nuestra Alegría, es una de las mitzvot de Sucot. [Devarím 16:14-15).

 



[1]Talmúd, Sucá, 11b.

FIESTA AGRICOLA 

El carácter primitivo de Sucot fue el de fiesta rural. A semejanza de Pésaj y de Shavuot, es ésta una acción de gracias. Pero más que en aquéllas, se evidenciaba en esta festividad de la recolección, Jag Haasif, la alegría espontánea del hombre de campo. Sucot marcaba, en efecto, el final de la recolección de la fruta, con lo cual se cierra el año agrícola. Desde Shavuot yacían ya en los graneros los cereales cosechados, y ahora venían los jugosos frutos a coronar los esfuerzos del labrador. ¿Cómo había de olvidar, entonces, a Ha'Shêm, que así colmaba de bienes a sus hijos?

 

BERAJOT DE SUCOT

Al encender las velas se dice la siguiente berajáh:

Bendito eres, Oh Ha'Shêm, nuestro Elohím, Rey del Universo, que nos has santificado con tus preceptos y nos ordenaste el encendido de las velas de Yom Tov.

Baruj atá Adonay, Elohénu Mêlej ha'olam, asher kideshanú bemitzvotav, vetzivanu le'hadlik ner shel Yom Tov.

 

Si con el inicio de la festividad, acontece el comienzo del Shabat, al encender las velas la mujer dice la siguiente bendición:

Bendito eres, Oh Ha'Shêm, nuestro Elohím, Rey del Universo, que nos has santificado con tus preceptos y nos ordenaste el encendido de las velas de Shabat y de Yom Tov.

Baruj atá Adonay, Elohénu Mêlej ha'olam, asher kideshanu bemitzvotav, vetzivanu lehadlik ner shel Shabat veshel Yom Tov.

 

Al ingresar a la Sucá por primera vez se dice:

Bendito eres, Oh Ha'Shêm, nuestro Elohím, Rey del Universo, que nos conservaste en vida, nos amparaste y nos hiciste llegar a esta época festiva.

Baruj atá Adonay, Elohénu Mêlej ha'olam, Shehejeianu, vekiemanu, vehiguianu lizmán hazé.

 

Bendito eres, Oh Ha'Shêm, nuestro Elohím, Rey del Universo, que nos has santificado con tus preceptos y nos ordenaste morar en la Sucá.

Baruj atá Adonay, Elohénu Mêlej ha'olam, asher kideshanu bemitzvotav, vetzivanu leshev bassucá.

 

 

FIESTA DE PEREGRINAJE

En ninguna otra oportunidad lo era tan cómodo al agricultor abandonar su tierra, como en este intervalo entre las faenas de recolección y las labranzas. Allá iban pues, los peregrinos rumbo a Yerushalayím, que habían de cobrar en esos días un aspecto colorido y extraordinariamente animado. Cada peregrino aparecía con un ramillete en la mano; lo integraban ejemplares de las siguientes especies que abundan en Eretz Yisra'el:

·        Lulav [palmera]

·        Etrog [citrus]

·        Habas [mirto]

·        Arava [sauce]

Así provistos, los peregrinos desfilaban junto al altar, recitando poesías litúrgicas, al tiempo que agitaban en el aire las ramas de palmeras.  Todos los días de Sucot se repetía este desfile, y en el séptimo se daban siete vueltas alrededor del altar. Hasta hoy en día los judíos se proveen para esta fiesta de los arba minim, las cuatro especies [prefiriendo un etrog de Yisra'el], y, con el ramillete en las manos, recitan en el Templo el Halel [Salmo] y las Hoshanot, poesías litúrgicas que terminan con el estribillo: “Hoshaná” [Hosana]: “¡Ayúdanos, oh Elohím!”.

 

OFRENDA DEL AGUA – SIMJAT BEIT HA'SHOEIVA

Otra ceremonia significativa y pintoresca que se desarrollaba en aquellos días en el Templo, era la ofrenda del agua, llamada Simjat Beit Ha'shoeiva[la alegría por la extracción –del agua–].Siendo ésta la época que precedía a las primeras lluvias, los peregrinos invocaban la protección divina en ese aspecto tan especial para la vida campestre. Según la tradición, es Sucot la fecha en que Ha'Shêm determina la cantidad de lluvia que han de caer en el año venidero.En la mañana del primer día de Sucot, el Kohen Gadol se dirigía a una famosa vertiente que surgía en las laderas de una montaña, en las afueras de Yerushalayím, y con sus aguas llenaba una vasija de oro; la conducía luego al Templo, en cuyo atrio era acogido por tres toques del Shofar y por las ruidosas manifestaciones de júbilo de la Congregación. Llegados al altar, el Kohen le derramaba encima el agua de la vasija, y los levitas entonaban sus himnos, coreados por la multitud. Se hacían además las libaciones de vino que se hacían conforme al mandato de la Toráh, los que eran muy explícitos.

Por la noche se efectuaban dentro del Templo, iluminado con profusión de luces, una procesión de antorchas, en la que intervenían, junto a los demás israelitas, los miembros del Sanedrín y los Jajamím más destacados de la ciudad. Bailando y cantando alrededor de los pilares que sostenían los grandes candelabros, los integrantes del cortejo se dirigían luego al portón oriental del Templo, donde finalizaba la ceremonia. Siempre acompañados por las melodías de las arpas y los címbalos, la muchedumbre repetía dos veces: “¡Alabemos a Ha'Shêm, en Él están puestos nuestros ojos!”. El Talmud describe las grandes celebraciones que se hacían por dicho acontecimiento. A tal punto fue la intensidad de la celebración que nuestros Jajamím declararon [[1]]: “Quién no haya visto la alegría de Simjat Beit ha'Shoeivá no ha visto alegría en su vida”. Hoy en día se celebra en muchas Comunidades con cantos y bailes durante todas las noches de Sucot.

 

LA UNIÓN DEL PUEBLO JUDÍO

El Talmúd [[2]] dice que todo judío puede [teóricamente] utilizar la misma Sucá. Esto enfatiza el hecho que somos todos esencialmente iguales e igualmente bienvenidos en la Sucá. De hecho, si se construyese una Sucá suficientemente larga y ancha, todo el pueblo judío podría hasta entrar a la misma vez...

Este concepto de unión se expresa también en el otro precepto especial que tenemos en la festividad de Sucot: las cuatro especies. La Toráh  [[3]] nos encomienda que el primer día de Sucot tomemos un Etrog [citrus médica], un Lulav [rmas de palmera datilera], tres ramas de Hadas [ramos de mirto], y dos ramas de Aravá [ramos de sauce] para alegarnos ante Ha'Shêm.

 

SIMBOLISMO DEL RAMILLETE DE SUCOT

El ramillete de Sucot, con sus cuatro variedades, ha dado lugar a interpretaciones tan variadas como ingeniosas. Veámoslas detenidamente:

·        Lulav [palmera], dice una, es la espina dorsal.

·        Etrog [citrus], el corazón,

·        Habas [mirto], el ojo, y

·        Arava [sauce] la boca.

Todos necesarios para el organismo, y dependientes entre sí. Otra explicación compara las cuatro especies con otros tantos tipos humanos:

·        Lulav [palmera], carece de fragancia, es el individuo que sólo tiene apariencia exterior.

·        Etrog [citrus], bello y aromático, es la persona hermosa y de carácter.

·        Habas [mirto], es modesto y perfumado, es como los individuos de méritos interiores,

·        Arava [sauce], ni lindo ni perfumado, representa a los seres pobremente dotados en ambos sentidos.

Pero a todos ellos alcanza por igual la protección divina, y han de mantenerse unidos, como lo están las cuatro especies en el ramillete de Sucot. Hay otra interpretación, donde se compara las cuatro especies con las cuatro clase de judíos [al igual que en Pésaj, de los cuatro hijos diferentes], de la siguiente manera:

·        Lulav [palmera], es alto e imponente –en belleza– tiene gusto [dátiles] pero no tiene aroma, representa al judío que estudia Toráh pero que no realiza mitzvot.

·        Etrog [citrus], tiene aroma, y un sabor agradable, representa al judío que estudia Toráh y que realiza los mitzvot.

·        Habas [mirto], tiene aroma agradable pero no tiene sabor [porque su fruto no son comestible], representa al judío que cumple mitzvot [caridad, asistencia social, ayuda al prójimo, etc.] pero que no estudia Toráh.

·        Arava [sauce], no tiene fruto, aroma, sabor ni belleza, representa al judío que no estudia Toráh y que no cumple ninguna mitzvot.

El aroma representa las buenas acciones, que como el aroma, afectan el ambiente, mientras que el sabor representa el estudio de la Toráh que nutre al alma como la comida física nutre al cuerpo. Cada una de las cuatro especies representan una categoría de judío diferente: Hay quienes se destacan por su sabiduría, por sus buenas acciones, por ambos o por ninguno. En la historia del pueblo judío busca la analogía la cuarta interpretación. La idea es que todos somos interdependientes y cada uno completa a los demás. Es sólo al tener los cuatro que se puede decir la bendición y cumplir con el precepto.

En general se entiende que la enseñanza de este precepto es que el que está en la condición espiritual superior de “Etrog”, destacado tanto por su sabiduría como por sus buenas acciones, debe ocuparse [altruísticamente] del que está en la categoría de “Aravá”, careciente de un desarrollo espiritual destacable. Los Jajamín enseñan que las cuatro especies representan la unión del pueblo judío, no sólo por representar la unión entre cuatro categorías diferentes, sino porque cada especie en sí representa la unión en su propia categoría. El Etrog se nutre de las cuatro estaciones del año, las hojas del mirto crecen de una manera que a lo largo del tallo salen grupos de tres hojas de la misma circunferencia, el Lulav debe tener las hojas juntas y no separadas además del hecho de que cada hoja se compone de dos, y los sauces crecen de una manera unida... Esto representa otro aspecto de unión, ya que veces es más fácil unirse con el que es diferente que con uno que es similar y representa una competencia...

También existe una cuarta interpretación:

·        Lulav [palmera], es imponente, y representa la época de los reyes y los profetas.

·        Habas [mirto], de dulce fragancia, representa la era talmúdica.

·        Arava [sauce], que no tiene nada atractivo, y se torna melancólico, representa los siglos de persecución y exilio.

·        Etrog [citrus], aromático y bello, representa la esperanza en el porvenir [la era Mesiánica]

Así que en Sucot manifestamos tres niveles de unión: un nivel que trasciende diferencias, un nivel que se logra por medio de las diferencias y otro nivel que se logra entre los semejantes... De hecho, una cosa nace de la otra. Si la ambición de uno es egocéntrica. Es muy difícil unirse al prójimo; si la ambición de uno es cumplir con el propósito cósmico de Ha'Shêm, admitirá y valorará el exilio de cada uno que se une al emprendimiento.

La frágil estructura de la Sucá ha sobrevivido miles de años de historia y persecuciones. La Sucá ha dicho “presente” en las circunstancias más adversas en los Gulags y campos de concentración. Hoy en día, en muchas Comunidades del mundo, es común ver una Sucá “móvil” circulando por las calles de la ciudad aprovechando la libertad para invitar a los transeúntes judíos a cumplir con los preceptos de comer en la Sucá como también decir la bendición sobre las cuatro especies.

 



[1]Talmúd, Sucá, 51a.

[2]Talmúd, Sucá, 27b.

[3]Vayiqrá (Levítico) 23:40.

FIESTA DE LAS CABAÑAS

De ser el campestre el único sentido de Sucot, posiblemente se habría borrado ya esa festividad de la tradición hebrea. Pero tiene también un carácter histórico, al rememorar la vida errante de los israelitas en su travesía en el desierto. En recuerdo de esa azarosa etapa de su pasado, durante la cual sus antecesores debieron edificarse hozas en los tramos sucesivos de su difícil marcha, el judío construye una Sucá [cabaña] en el patio o azotea de su casa, y en ella permanece la mayor parte de esos siete días, incluso para sus comidas. Tiene que estar construida bajo el cielo, sin que haya algo que pueda interferir con la funcionalidad de la sombra del techo de la Sucá misma. Esta rudimentaria habitación evoca asimismo las tiendas de campaña en que los agricultores israelitas se alojaban cuando debían ausentarse de su hogar y permanecer varios días en el campo.

Así es como esta festividad se llama también “fiesta de las Cabañas”. Rigen prescripciones para la construcción de la Sucá, las cuales tienen un carácter simbólico. Ha de tener por lo menos tres paredes, con un techo de paja o follaje, a través del cual puedan vislumbrarse las estrellas, y sus dimensiones no deben exceder de las de una choza común. Colaboran en su construcción todos los varones de la casa, y las mujeres decoran el interior, cubriéndolo de colgaduras, ramas y flores. El objetivo de la festividad no es sólo recordar lo que Ha'Shêm hizo por nuestros antepasados, sino, al salir de la seguridad de nuestra casa y vivir durante una semana a la merced de la intemperie, reafirma nuestra vulnerabilidad y dependencia constante de Él, aun en la actualidad.

Es interesante que la forma de la Sucá [por lo menos dos paredes y 10 cms. de una tercera] parece un abrazo, o un brazo. Representa el versículo de Cantares de los Cantares 2:6 donde dice: “... y con su brazo derecho [Ha'Shêm] me abraza”. La festividad de Sucot, que viene en seguida después de Yom Kipúr, expresa el hecho de que Ha'Shêm nos ha juzgado favorablemente y nos acoge en su “abrazo”. La Sucá es símbolo de inseguridad y miseria.Una Sucá es el contraste de una casa.Una casa, esta edificada sobre un terreno propio, sobre una base sólida, de manera que semantenga en buen estado a través de los años, y quedé como herencia para los hijos ynietos.La Sucá se establece en distinto lugar, no tiene fundamento.La Sucá se tambalea por efectos del viento y de la lluvia. Se asemeja a una débil ymodesta cabaña y es una vivienda transitoria.La Sucá se construye sobre tierra ajena, representa a la persona errante.La Sucá se tambalea por efectos del viento y de la lluvia pero no se derrumba.  Por un lado, esto simboliza la vida del pueblo judío en la diáspora.Anduvieron durante años en el desierto. No tenían casa ni tierra.El pueblo errante, el pueblo de la cabaña construyo su Sucá durante 2000 años entierra extraña.

En el siglo XIX surgió en Europa un movimiento que pretendió suplantar la débil Sucá de laexistencia diaspórica por un hogar nacional firme y seguro en Eretz Israel.En 1948, el pueblo errante, el pueblo de la cabaña, ha conseguido la creación de MedinatIsrael, un Hogar Nacional, un Estado Soberano.La Sucá es por lo general pequeña, siempre más pequeña que una casa. Cuando toda lafamilia se reúne en ella, hay que comprimirse, acercarse, estrechar vínculos. Entoncescrece la familiaridad, se fomenta el acercamiento y desaparecen las diferencias.Por otro lado, la Sucá es un símbolo de igualdad social, la Sucá indica la apertura delhombre al mundo, a sus semejantes.Simbólicamente, la Sucá nos permite entrar en el pasado para criticar el presente y trabajarpor un futuro mejor.

 

SIMBOLISMO DE LA SUCÁ

Apropiada [quizás como ningún otro emblema] resulta la Sucá como símbolo de la existencia del pueblo judío: frágil edificio, expuesto a todos embates de la intemperie, y fuerte, sin embargo, resistente como si sus muros fuesen de piedra; con un tejado por el cual se cuelan la lluvia y el viento, pero por el que asoma también la luz del cielo. La Sucá no ha de ser ni muy alta ni demasiado iluminada: modesta, como las exigencias que debemos tener en la vida. Pequeña, más bien estrecha, obliga a sus ocupantes a acercarse, a mantenerse unidos; su atmósfera es cálida y cordial, simbolizando la fraternidad que debe reinar entre los seres humanos. Junto al “jefe de familia” y los suyos, participan en la alegría de la Sucá “el siervo y la criada, el extranjero, el huérfano y la viuda” [Devarím (Deuteronomio) 16:13]. De igual modo han de nivelarse las diferencias sociales, y nuestro contento y bienestar hacerse extensivos hasta alcanzar al desamparado y al afligido. Como un llamado contra el envanecimiento de la posesión y contra el descuido de las obligaciones espirituales, Sucot saca al potentado de su palacio y le hace vivir durante siete días en una cámara primitiva, poco más o menos igual a la de cualquier judío sin fortuna. Práctica que se nos enseña [dice RaMBa”M] que en los días de prosperidad debemos acordarnos de los tiempos de miseria y dificultad y gracia a ese recuerdo, conservarnos humildes y sinceros.

 

USHPIZIM

“Antes de que Rabí Hunna se sentará a comer, solía abrir las puertas de su casa yexclamar: Todos los necesitados que entren y coman”[[1]].Según revelado en el Zohar, cada Sucá es visitada por los Ushpizím, o “visitas”, refiriéndose a las almas de siete de nuestros líderes más destacados: Avrahâm, Yitzjak, Ya'akov, Yosef, Moshé, Aharón, y David. Van rotando entre sí y cada noche va otra alma adelante. Hay liturgias especiales que se dice para darles la bienvenida y es una oportunidad especial para nutrirnos de las cualidades especiales de ellos, inspirándonos en su ejemplo de vida.

 

CEREMONIAL RELIGIOSO

Las ceremonias de la Sinagoga remedan las que desarrollaban en Yerushalayím. Entre las lecturas sagradas figura el libro de Kohélet [traducido en la septuaginta como “Eclesiastés”]. Que nos pinta la vanidad, el valor pasajero de toda riqueza: 2 ¡Vanidad de vanidades! –dice Kohelet –¡Vanidad de vanidades! ¡Todo es vanidad!  3 ¿Qué gana el hombre de todo su trabajo en el cual se afana debajo del sol? 4 Generaciones vienen, generaciones van: pero la tierra permanece para siempre” [Kohélet 1:2-4]. Pero las palabras finales de Kohélet nos enseñan el camino hacia la verdadera felicidad, hacia el contento que surge del cumplimiento de los postulados éticos: 14....Teme a Elohim y guarda sus mitzvot; porque esto es el todo en el hombre” [Kohélet 12:14b]. Al terminar los oficios se realiza el desfile con ramas de palmeras y el citrus; encabezada por el Jazán, la procesión recorre las alas del Templo, repitiendo los versos del Hoshaná, que aquél entona de acuerdo con la tradicional melodía. Los días 3º, 4º, 5º y 6º son de media fiesta; pero el 7º vuelve a cobrar importancia especial. Se llama Hoshaná Rabá, o sea el “Gran Hosana”, debido al fasto con que se realiza la procesión que corea ese himno. Siete veces desfila alrededor del altar el cortejo de feligreses, palmera y citrus en mano, recitando las Hoshamot. Entre los judíos portugueses, el Shofar suena también en ese día, para dar una última oportunidad de arrepentimiento a los que en Yom Kipur no se reconciliaron con Ha'Shêm. Luego se cumple otra ceremonia peculiar, la de azotar el suelo con una rama de sauce; y en este punto, el entusiasmo de los fieles llega a su culminación. La práctica de sacudir plantas de río contra el suelo era antiguamente considerada como un “talismán” para atraer la lluvia; y en calidad de costumbre popular se incorporó con el tiempo al rito religioso. Hay quien compara también el acto de deshojar las ramas, al sacudirlas, con la caducidad de las cosas terrestres.

 

SHEMINÍ ATZERET

“Había un rey que tenía sus hijos dispersos por distintas partes. En cierta ocasión los invitó a todos a pasar una semana juntos. Al terminarse la semana les dijo: “Es difícil para mí vuestra separación. Quédense un día más”. Del mismo modo, explican nuestros Jajamím [ [2]], al concluirse la “semana de visita” de Sucot, Ha'Shêm nos pide que nos quedemos un día más. Ese día está denominado Shemini Atzéret, o sea, “el octavo [día] de detención”. Por ello, aunque forman parte integrante de Sucot, el 8º y el 9º día constituyen dos festividades separadas, durante las cuales no rige ya la obligación de permanecer en la Sucá. En el 8º día, llamado Sheminí Atzeret, se lee en la Sinagoga la plegaria de las lluvias [Guéshem], como una evocación de las antiguas ceremonias impetradoras de agua. Esa oración vuelve a tener un sentido actual en Yisra'el, dedicado otra vez, como antaño, a las faenas agrícolas.

El origen de Shemini Atzéretn está en el libro de Vayiqrá (Levítico) [[3]]: “....y en el octavo día... será un día de detención, no realizarán ningún trabajo”. Luego de los siete días de la festividad de Sucot, debemos guardar un día de “detención”, de descanso.

 



[1]Talmúd de Babilonia.

[2]Midras Rabá, Emor, 30:12.

[3]Vayiqrá 23:36.

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