El Judaísmo como identidad histórica

Un reclamo muy frecuente de Mesiánicos y Netzaritas es que el Judaísmo -y, redundando, agregan: el Rabínico- no puede ni debe ser considerado como la única expresión de la fe israelita, y menos aún como la única herencia de la religión bíblica.
El objetivo del argumento es justificar su derecho a identificarse como judíos, apelando a un argumento que parece razonable: a fin de cuentas, el Judaísmo que ellos promueven fue anterior a la conformación del Judaísmo Rabínico. Y citan la historia: antes de la destrucción del Templo en el año 70, convivieron cuatro tipos diferentes de Judaísmo (Fariseos, Saduceos, Helenistas y Esenios), y el Judaísmo Rabínico es la continuidad de sólo uno de ellos (el Fariseo).
Por lo tanto -dicen- el Judaísmo Rabínico representa apenas una parcialidad de lo que es, como fenómeno histórico, el Judaísmo completo. Por lo tanto -continúan- el Judaísmo Rabínico no tiene el derecho de definir quién es y quién no es judío.
Su argumentación va más allá: además de todo, el Judaísmo apenas es una fracción de la religión bíblica de los antiguos Israelitas, porque se derivó de las dos tribus que conformaron el Reino del Sur (Judá y Benjamín). Las otras diez tribus quedaron fuera de lo que podemos llamar "judaísmo", y eso reduce la legitimidad del actual Judaísmo Rabínico a la hora de pretender ser el grupo heredero por excelencia de la espiritualidad bíblica.
Se trata de un argumento incorrecto por completo, surgido del desconocimiento de la Biblia y de la Historia, cuyo único objetivo es el mismo que el Cristianismo más recalcitrante siempre ha tenido: descalificar al pueblo judío. Inevitablemente, hay un trasfondo antisemita en esto.
Nehemías 7 y 11, y I Crónicas 9:3 son muy precisos en su información, y evidencian que el antiguo reino de Judea se reintegró con descendientes de TODAS LAS TRIBUS, no sólo las de Judá y Benjamín. Por lo tanto, el término "judío" -tal y como se empieza a usar a partir de los libros de Esdras y Nehemías en el siglo VI AEC- significa "habitante de Judea", no "descendiente de Judá", y se aplica a los pobladores del reino restaurado. Por lo tanto, desde el siglo VI AEC, un JUDÍO es el descendiente de TODAS LAS TRIBUS.
Es falso que exista una identidad "israelita" ajena al pueblo judío. Se puede discutir largo y tendido sobre grupos o naciones donde puede haber cierto origen israelita o hebreo. Pero la plena continuidad histórica de las Doce Tribus de Israel está, únicamente, en el grupo que desde el siglo VI AEC se llama "judío".
¿Qué sucedió con esa identidad después del año 70, cuando Jerusalén y el Templo fueron destruidos?
Hasta ese momento, fueron cuatro los diferentes tipos de Judaísmo que existieron: Fariseos, Esenios, Helenistas y Saduceos. Los cuatro fueron igualmente afectados por la devastadora guerra contra Roma, pero es un hecho que sólo uno sobrevivió con sus instituciones ilesas: el Fariseo.
En contraparte, el más afectado fue el Saduceo o Sacerdotal, debido a que su principal centro de operaciones -el Bet Hamikdash o Templo de Jerusalén- fue destruido.
De los Esenios y Helenistas no tenemos suficiente información específica sobre su ulterior destino, pero no es difícil reconstruir el proceso.
Después de que el centro de poder sacerdotal fuese destruido, el liderazgo espiritual del pueblo judío recayó en sus maestros locales (rabinos, para usar el término correcto). Dichos rabinos o maestros no representaban una tendencia unificada. Por el contrario: los había de tendencia sacerdotal, farisea, helenista o hasta esenia (y, además, cada grupo tenía sus propias subdivisiones).
Poco a poco, todas las comunidades judías de la diáspora fueron ajustándose a esta realidad, y ello marcó la consolidación de un Judaísmo dirigido por sus maestros locales o rabinos, por lo que se le llama Judaísmo Rabínico.
Por lo tanto, la idea esgrimida por Mesiánicos y Netzaritas de que el Judaísmo Rabínico se inventó en el año 70, y cuyo autor principal fue Yojanan ben Zakkai, es un total error. Ben Zakkai dirigió la definición de una serie de criterios normativos para el Judaísmo Rabínico, pero no lo inventó (desde siglos antes, los maestros locales o rabinos ejercían sus funciones en todos lados).
Los criterios promovidos por Ben Zakkai apenas fueron el inicio de una cierta integración de esta nueva realidad, que aún así tardó mucho en establecerse. El texto base para unificar criterios fue la Mishná, pero sólo estuvo lista hasta el año 200. A eso, hay que agregar un lapso de tiempo bastante largo para que todas las comunidades la conocieran o adquirieran una copia.
Pretender -tal como lo hacen Mesiánicos y Netzaritas- que el Judaísmo Rabínico "se inventó" en el siglo II (algunos incluso dicen que en el siglo IV o en el siglo V) y allí surgió la "impostura" del Judaísmo moderno, es -en términos poco amables pero, lamentablemente, precisos- una estupidez, porque pasa por alto que la ocurrencia de un grupo de rabinos en Jerusalén o Babilonia no podría sustituir, repentinamente, a todo el Judaísmo que ya existía desde las costas del Atlántico hasta, factiblemente, el interior de la China (y acaso hasta Japón).
El Judaísmo Rabínico fue, simplemente, la reorganización natural de TODO el Judaísmo entre los siglos II - VI, y en este proceso tomaron parte los sobrevivientes de TODAS las tendencias anteriores. Por ello, desde sus mismos inicios, el Judaísmo Rabínico fue un abanico de pluralidad ideológica acaso hasta más complejo que el Judaísmo anterior al año 70.
Por lo tanto, el único heredero legítimo de toda la tradición judía antigua -a su vez, única heredera de la religión Israelita y bíblica-, es el Judaísmo Rabínico.
No existe otra identidad judía en la historia. La pretensión Mesiánica y Netzarita es, como de costumbre, resultado de la ignorancia, la terquedad, o el ancestral intento del Cristianismo recalcitrante por deslegitimar al pueblo judío.
Esto y otros temas similares, en el libro FALSOS JUDÍOS, FALSO MESÍAS.

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