Se ha dicho que la resurrección de Iehoshúa (Iesh'ú) es el evento peor documentado de la historia. Los relatos que encontramos en los evangelios de Mateo,
Marcos, Lucas, y Juan, así como en Hechos de los Apóstoles, son totalmente contradictorios.
Unos dicen que dos mujeres fueron a la tumba, otros dicen que tres; unos dicen que se toparon con un ángel, otros dicen que con dos; unos dicen que las mujeres
avisaron a los apóstoles lo que habían visto y oído, otros dicen que no dijeron una sola palabra.
Pero los peores problemas vienen con el asunto de la ascención de Iehoshúa a los cielos: según Marcos y Hechos, fue desde Jerusalén. Según Lucas, desde Betania.
Mateo, ni siquiera la menciona, pero ubica las últimas actividades de Iehoshúa en Galilea.
Y también está el detalle del lapso que hubo entre la resurrección y la ascención: Mateo da a entender que fueron varios días, pero Lucas es muy preciso:
Iehoshúa ascendió el mismo día de su resurrección. Para colmo, Hechos dice que pasaron cuarenta días entre un evento y otro (y eso que, se supone, Hechos y Lucas fueron obra del mismo
autor).
Pablo habla de la resurrección en I Corintios 15, y menciona apariciones de Iehoshúa que no aparecen en ningún evangelio. De hecho, dice que primero se le
apareció a Pedro, y eso contradice por completo a los evangelios. Además, dice que se le apareció a 500 personas al mismo tiempo, y resulta sorprendente que los evangelios nunca mencionan esa
aparición, porque -sin duda- hubiera sido la más impactante y digna de contarse.
Pero hay algo peor: Pablo dice que la doctrina de la resurrección es fundamental para la fe cristiana. Textualmente, enseña que "si Iehoshúa no resucitó de
entre los muertos, vana es vuestra fe, aún estáis en vuestros pecados, y sois los más dignos de lástima de todos los hombres".
Sorprendentemente, jamás explica cómo sucedió el evento. Más aún: es uno de los temas a los que menos aclaraciones le dedica. Descontando el discurso de I
Corintios 15, Pablo no menciona la resurrección de Iehoshúa más de 20 veces en el resto de sus epístolas (extraño, si se trata de la doctrina fundamental).
Y hay algo peor: entre los años 100 y 110 se terminó de compilar un documento anónimo conocido como Didajé. Se trata de un importante documento
que nos ofrece una radiografía del Cristianismo a inicios del siglo II, y allí se compilan las principales doctrinas que tenía que aprender el nuevo cristiano.
Para desconcierto de los especialistas, la Didajé no habla NADA sobre la resurrección de Iehoshúa.
¿Cómo se deben interpretar estos datos? Tal vez la historia de la evolución del pensamiento cristiano no sea lo que siempre se ha enseñado.
Eso y mucho más en FALSOS JUDÍOS, FALSO MESÍAS.
